sábado, 2 de octubre de 2010

Un poco de Cine en corto...
La Suerte de la Fea, a la Bonita... le Vale Madres!

Brain Soup!

Hace apenas un par de días, yo escuchaba a una chica que alegaba uno de los clásicos puntos en discordia cuando se trata de guerra de sexos, el interés que tenemos los hombres cuando se trata de sexo... y es que hay que reconocer que nos han dado en el talón de Aquiles a la mayoría de nosotros que no podemos ocultar nuestro instinto y, porqué no, un poco del morbo cultural que padecemos.

Sin embargo, si se trata de estigmas y pleitos con tintes genéricos, no podemos hacernos de la vista gorda ante la larga, larguísima lista de defectos que se le acuñan a las mujeres, en especial el pecaminoso atributo de la vanidad.

Pero, cómo un aparente defecto (que ya no se puede decir es exclusivo de las mujeres), puede causar estragos cuando la sociedad, los medios de comunicación, la influencia cultural, los estereotipos de belleza y en muchos casos, la baja autoestima, nublan a miles de personas en el mundo y los llevan a padecer desde problemas de seguridad hasta trastornos severos de conducta alimenticia.

Si menciono lo anterior, no es por querer hacer un enorme artículo de concientización acerca de problemas actuales como la bulimia y la anorexia, más bien, dejaré que los expertos hablen sobre estas enfermedades y me limitaré a hablar sobre lo que sé. Aquí les dejo una divertida muestra de la vanidad en todo su esplendor, dejando de lado el melodrama al que estamos acostumbrados y poniendo un tinte cómico en este, que me parece, un excepcional cortometraje.

A continuación, "La suerte de la Fea, a la Bonita, no le importa", historia ganadora en 2001 del Primer Concurso Nacional de Proyectos de Cortometrajes y producida por el Instituto Nacional de Cine ... que lo disfruten, yo, amenazo con volver...

'>http://www.youtube.com/v/N4BFuVXT5nU?fs=1&hl=es_MX&color1=0x5d1719&color2=0xcd311b"> name="allowFullScreen" value="true">'>http://www.youtube.com/v/N4BFuVXT5nU?fs=1&hl=es_MX&color1=0x5d1719&color2=0xcd311b" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="640" height="385">

martes, 28 de septiembre de 2010

El Medio Justifica los Fines
(Jorge Majfud)

Brain Soup!
Han pasado ya muchos días desde la última vez que pude teclear unas cuántas palabras coherentes. A decir verdad, no he sido el modelo de pensamiento lógico últimamente, por tal motiv0, en lo que la musa de mi inspiración decide regresar a casa les compartiré un artículo de Jorge Majfud, profesor de la Jacksonville University, en Estados Unidos, dónde se le hace un interesánte análisis al manejo de la información.

A continuación el texto, me despido no sin antes amenazar con volver y esperando que sea del agrado de todos, en especial de mis colegas de carrera.


Días atrás, cenando en casa de un profesor amigo, un ingeniero de la Universidad de Texas amablemente me reprochaba el hecho de haber cambiado la arquitectura por la literatura. El reproche no iba porque la historia hubiese perdido algo (nunca fui bueno ni en una cosa ni en la otra) sino porque el cambio parecía una crítica, si no una traición simbólica, de una especialidad hacia la otra.

No voy a argumentar como Leonardo de Vinci que alguna vez consideró la pintura como un arte superior a la escultura, tal vez por razones personales, por cierta rivalidad con Miguel Ángel más que por convicciones intelectuales. Ninguna disciplina es superior a otra sino por lo que aporta a los demás, y tanto las ciencias como las humanidades tienen tanto para dar, empezando por no considerarse el ombligo de la existencia humana.

Mi respuesta entonces fue apenas un recuerdo de algo que había escrito en alguna parte: “me cambié de disciplina cuando comprendí que la realidad estaba hecha más de palabras que de ladrillos”.

No era una buena razón personal, pero era una razón verificable, al fin y al cabo.

Esta tarde me di una vuelta por la biblioteca principal de la universidad. Me habían llegado unos libros y unos documentos que había pedido, las cinco mil páginas de la Investigación sobre Desaparecidos en Uruguay, entre otros.

Aproveché para perderme entre los anaqueles. El silencio y el olor de las bibliotecas estimulan la curiosidad y la imaginación. Deambulé por la historia de la Rusia del siglo XIII, por la Francia de los cromañones, por la primitiva Teoría de la relatividad de Potincaré, por una carta de Einstein al presidente de Estados Unidos, por la Segunda Guerra mundial.

Entonces, inevitablemente, derivé a Hiroshima y Nagasaki. Recordé una discusión con alguien que defendía las bombas atómicas como necesarias para terminar la Segunda Guerra mundial. Creo que le propuse mudar el museo de Hiroshima a Washington o alguna parte del mundo donde sirviera para aprender algo. He discutido tantas veces de tantas cosas que ni me acuerdo de aquel sujeto de cachetes colorados y bigotes tipo Hulk Hogan. Me pregunto si yo los sigo o ellos me persiguen. No creo que fuese algún colega porque en esto no son muy originales. Todos han rechazado semejante acto de humanismo que puso fin a la guerra, evitando así la muerte de miles de inocentes si se hubiesen usado otros métodos más tradicionales.

Bajé a la sala de archivos y leí las revistas de entonces. 1943, 1944, 1945. Febrero, marzo, abril. Las noticias de la guerra aparecían fragmentadas entre los inevitables anuncios de felicidad, casi todos basados en la proliferación tecnológica. Autopistas aéreas, automóviles con aire acondicionado. “Asado in the Argentine”, por entonces reconocida en la publicidad como un “gigante industrial”.

Para bien y para mal los norteamericanos dieron forma a nuestro mundo posmoderno. Aun hoy sus obsesiones y fantasías renacen en los lugares más impensados del planeta bajo otras banderas. No obstante cada Atenas, cada Roma tiene sus desastres propios, sus catástrofes difíciles de repetir.

Difíciles, aunque no imposibles.

El numero de Time del 13 de agosto apenas cita a Truman, según el cual “lo que se ha hecho [el 6 y el 9 de agosto] es el más grande logro de la ciencia en toda su historia” (p. 17).

En su portada del 20 de agosto la revista recibía al lector con un gran disco rojo con fondo blanco y una X que tachaba el disco. No era la primera bomba atómica de la historia arrojada sobre una población de seres humanos sino el sol o la bandera de Japón.

En la página 29, un articulo bajo el título de “Awful Responsability” (“Una responsabilidad terrible”) el presidente Truman trazaba las líneas de lo que iba a ser más tarde el pasado. Como un buen hombre de fe siempre que es colocado por Dios en el poder, Truman reconoció: “Le damos gracias a Dios porque esto haya llegado a nosotros antes que a nuestros enemigos. Y rezamos para que Él nos pueda guiar para usar esto según Su forma y Sus propósitos”. En la inversión semántica de sujeto-objeto, por “esto” se refiere a la bomba atómica que “nos ha llegado”; por “nuestros enemigos”, obviamente, se refiere Hitler e Hirohito; por “nosotros”, a nosotros, los protegidos de Dios.

No cabe duda que Hitler e Hirohito eran criminales. Criminales, asesinos desde un punto de vista humanista, secular. Desde un punto de vista religioso eran dos demonios. Uno de ellos cristiano, a su manera. A Truman, a quien se le puede reconocer parte de la liberación de Europa, deteniendo o mitigando así el holocausto judío, no se le acusa al mismo tiempo de criminal. Como en una telenovela, uno es bueno o es malo, pero no las dos cosas a la vez. Porque según la mentalidad religiosa judeocristianomusulmana los estados intermedios, la vida humana y el purgatorio, son temporales, casi inexistentes. No caben tonos grises; uno es ángel o demonio, está en el cielo o en el infierno. Por lo tanto, es natural que se pensara que Dios estaba de parte de uno de los bandos y que haya sido partidario de arrojar un par de bombas atómicas (“según Su forma y Sus propósitos”) sobre ciudades llenas de hombres, mujeres y niños que solo haciendo un gran esfuerzo de imaginación, y con ayuda de la Santa Inquisición, podríamos atribuir alguna responsabilidad mortal.

En la revista, ninguna mención al número de víctimas. Mucho menos a las víctimas. Apenas algunos porcentajes, que nunca dan una idea de la escala real del objeto medido en términos relativos. Porque uno no puede ser un instrumento de Dios o del bien habiendo suprimido a tantos inocentes. Al menos que se compare Hiroshima y Nagasaki con Sodoma y Gomorra. En la Edad Media se exageraba el número de muertos en nombre de Dios. Ahora los números se han disparado a las nubes pero nadie habla de los muertos que convierten a un soldado en héroe y al comandante en líder espiritual.

En el numero siguiente de Time, en un rincón de la pagina 92, unas líneas dan cuenta que junto con la desaparición del 30 % de Nagasaki, desapareció también la comunidad jesuita, la comunidad cristiana más antigua de Japón. Pero todo sea por una buena causa.

El principio atribuido a Maquiavelo de “los fines justifican los medios”, tan común en las revoluciones y contrarrevoluciones políticas de la Era Moderna, encontró su aliado posmoderno en su exacto inverso: los medios justifican los fines. Gracias a los medios, las palabras de un hombre poderoso pueden pasarle por encima a cualquier realidad. Ahora, si uno es un pobre diablo, la realidad le pasará por encima.

Si la realidad no se adapta a las palabras, peor para la realidad. No importa que esa realidad sea una bomba atómica y miles de muertos. Lo que importa es qué diremos y qué escucharemos de ellos. Al fin y al cabo, la realidad diaria no es más que lo que percibimos y entendemos (o queremos entender) como real.

Pero tengo la fuerte sospecha que existe una realidad real, la verdad, que es siempre la primera y la ultima victima de todo poder descontrolado
.

martes, 10 de agosto de 2010

SOY CAIMÁN

De la selva
Salieron a trote tus canciones
Y un llamado desesperado.

Lloro por ti,
Que no se enteren mis paredes
Que te necesito...

En otros brazos anidaron tus fuerzas
Y yo sigo tarareando
Los acordes que decidimos olvidar.

Dejé de besarte ilusiones,
Haciéndote tornasol
Que va del odio al lamento
Con formas emplumadas.

Aquí vuelo solo,
En esta historia, el jaguar de tu estrella
Huyó a la espesura del monte,
Y canto entre risas y mentiras,
Que no me faltas,
Que soy caimán.

domingo, 8 de agosto de 2010

Mientras los políticos hablan
No es lo mismo conocer que resolver

Brain Soup!

Hace algunas semanas tuve la oportunidad de registrar fotográficamente la pasada Conferencia Internacional sobre el Cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio a Nivel Local, en el Centro de Convenciones y Polyforum Mesoamericano en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.

Al evento asistieron representantes de numerosos países que al igual que México, están en la lucha por mejorar las condiciones de vida de sus habitantes, sin embargo, de entre la multitud que se dio cita para oir a los conferensistas tratar de recrear la pobreza y la miseria, unos espectadores inusuales eran fiel testimonio.

No llevaban trajes sastres como el resto, pero su traje era de gala, portaban en ellos mismos la razón de aquel evento, que a pesar de los esfuerzos, me dejó en claro que conocer no es lo mismo que solucionar. Por eso, Mientras los Políticos Hablan... la respuesta suele estar entre los que escuchan.






"Mientras los Políticos Hablan"
Raúl Calleja/Julio 2010





jueves, 5 de agosto de 2010

De amor y otras perversiones
cerebro vs corazón...


Brain Soup!


"No es que muera de amor, muero de ti. Muero de ti, amor, de amor de ti..." así lo decía Sabines, que entre poema y poema se adentraba cada vez más en las pasiones y placeres que circundan al amor, pero qué es eso que todos llaman y pocos definen, eso de lo que los artistas pintan y los escritores hablan, el dichoso y desgraciado "amor".

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española lo define como el conjunto de sentimientos que ligan a una persona a otra, a ideas o a cosas. Sin embargo, esta definición se queda bastante corta, dejando de lado sus múltiples usos, aplicaciones y pesares.

Podemos hablar de diferentes tipos de amor, algunos hablan del amor como primicia religiosa, por otro lado está el amor filial que le profesamos a nuestra familia cercana, el amor fraternal que junto con la amistad se le da a aquellas personas cercanas ajenas a nuestra familia, y el amor como apego y respeto a ideologías pero, a pesar de todas estas clases de amor, solemos definirlo como el amor romántico, esa preciosa perversión que surge entre dos humanos.

Desde un punto de vista biológico, es sabido que el amor romántico, es sólo una serie de procesos químicos que se dan en nuestro cerebro. Aún se desconoce el motivo, no obstante, se ha demostrado que durante el enamoramiento se estimula a la hipófisis para que produzca una gran cantidad de sustancias conocidas como endorfinas.

Éstas sustancias son las responsables de que al enamorarnos tengamos esa sensación de bienestar, vitalidad, alegría y cierto grado de embelesamiento. Incluso, son consideradas un tipo de droga ya que a la larga, créanlo o no, se tornan adictivas.



Amor, paso a pasito

Para llegar a este punto, todas las personas pasamos por cuatro etapas:

La primera se da cuando reconocemos ciertas características o actitudes en "esa persona", que nos parecen "atractivas", cuando por algún motivo, sea el que sea, esa persona capta nuestra atención y parece entrar en la lista de las personas con las que "sí andaríamos", traducción, cuando te das cuenta que es tu tipo.

Incluso el mismo día puede comenzar la segunda etapa, y es justo aquí cuando hacen su aparición las endorfinas. El primer síntoma es la ensoñación, comienzas a imaginar miles de fantasías al lado de esa persona a la que vez como todo un héroe o una supermodelo debido al bienestar endorfínico.


Cuando nosotros llegamos a este punto, tenemos como resultado una relación explosiva y sobre todo adictiva, ya que nos enganchamos a la sensación de bienestar, lo cual puede traernos ciertos problemas.


En las otras dos etapas es cuando, después de cierta interacción, de actividades juntos y convivir con esa persona, adquirimos primero el vínculo emocional y luego el vínculo sexual, en algunos casos puede ser al revés, pero eso dependerá de si prefieres primero el café o después. En estas etapas es cuando se libera la feniletilamina, un tipo de endorfina que está ligada a altos grados de placer y que curiosamente, también se libera cuando comemos chocolate.



Platón, pero no el de la ensalada


Todo suena tan bonito "te quiero, me quieres, nos queremos", pero qué pasa cuando (mira bien que todos lo sabemos, TODOS) no somos correspondidos. En algún momento de nuestra vida, al menos una vez, nos han bateado, no importa cuan lindo o linda se haya portado, al final, nos cortan toda esperanza romántica.

No sé si sea por estas experiencias o el temor a ser lastimados es mucho, pero algo común de los seres humanos es fantasear solos, y en respecto al amor no hay excepción. Solemos refugiarnos en eso que comúnmente llamamos Amor Platónico.

El dichoso Amor Platónico, no es más que la forma en que le decimos a un amor de fantasías, un tipo de enamoramiento donde no sólo no somos correspondidos, sino que en la mayoría de los casos, el objeto de nuestro amor ni siquiera sabe que vivimos y morimos por él o ella. Vaya que este "tipo de amor" es uno de los más bonitos, ya que suele limitarse a una idea romántica, una idealización y sobre todo una gran cantidad de ternura e inocencia.

Sin embargo, el origen de esta idea tiene un fundamento muy diferente. El Amor Platónico, es llamado así, debido a que fue "ideado" por el filósofo griego Platón, que varios siglos Antes de Cristo, se dedicó a tratar de desenredar al ser humano en todo su esplendor, y el amor no se salvó de ser razonado.

Para este filósofo, sólo un hombre podría entender lo que un hombre quería, necesitaba y pensaba, es por eso que para él, el amor, debería de ser profesado hacia una persona del mismo sexo, una especie de homosexualidad sin contacto sexual.

Suena descabellada, no obstante, debido a que Platón consideraba que el único amor que se puede sentir es hacia las ideas, la única forma de sentir empatía era por alguien que fuera similar a ti, alguien que pudiera entenderte y compartir tus ideas.

Platón sostenía que el verdadero amor es el amor a la sabiduría, al conocimiento, por lo tanto, el amor platónico no es el amor al ideal de una persona sino el amor a conocerla y por saber de ella.

Por si fuera poco, Platón tenía en muy mal concepto a las mujeres, como seres despreciables que tenían gran cantidad de defectos, por lo tanto, era impensable que un hombre pudiera sentirse pleno con un ser tan imperfecto, por lo que, según él, debía de reservarse el sexo sólo para procrear.

Con el paso de los años, la idea del Amor Platónico fue evolucionando, o involucionando, como lo quieran ver, hasta dejar de lado su raíz filosófica y convertirse en la burda definición de un amor imaginario, ficticio o no correspondido.

Otras perversiones

Ya que andamos en estas, es sabido que el amor no sólo ha sido objeto de ilusión, también ha sido un producto digno de ser comerciado, vendido, alquilado, prestado o regalado en el peor de los casos. No es que esté refiriéndome al "oficio más antiguo del mundo", pero en algunas culturas poco ha faltado.

Si seguimos en el pensamiento griego, para que un joven se instruyera correctamente debía tener una especie de tutor, un hombre mayor que ya fuera todo un ciudadano respetable y con cierto status en la sociedad, con el cual, no sólo aprendería ciencias y técnicas de guerra, sino también algunas formas de amar que hasta entonces desconocía.

Era bien aceptado en la antigua Grecia el que un hombre mayor se deslumbrara con la belleza de un hombre joven, por lo que este tipo de enamoramiento no sólo era "común", sino era parte importante de la formación de sus congéneres.

Esta práctica que mezcla pedofilia y homoerotismo variaba de región a región, sin embargo, el común denominador era la atracción del hombre mayor, quien pretendía y buscaba no sólo la aprobación del muchacho, sino la aceptación de parte de su padre.

En algunas partes de Grecia no era permitido tener contacto sexual entre estos dos amantes, sin embargo, en las que sí lo era permitido los roles a jugar eran muy estrictos. El hombre mayor debía fungir como la parte activa de la relación, ya que así, penetraba toda la experiencia en el joven, además de que el que los papeles se invirtieran podía resultar una muestra de debilidad por parte del mayor, una insubordinación por parte del menor y una burla total para la gente.

Sin embargo, estas relaciones, a pesar de ser permisibles, no debían durar más allá de la mayoría de edad del muchacho, ya que en ese momento se tornaban iguales y por lo tanto era él ahora quien debía buscar a un niño para "educarlo" en las costumbre a la usanza griega.

Algo curioso es que, si bien ya he mencionado que el adulto podía sentirse atraído por la belleza juvenil, los antiguos griegos consideraban que era indeseable que un muchacho sintiera atracción por un hombre "viejo", por lo que en teoría no debían de disfrutar de la intimidad que se diera con él, aunque, a quién le dan pan que llore, ¿No crees?


Amor más allá de la química

A lo largo de la historia, cada ser humano ha sido una prueba viviente de los diferentes tipos de "amor", que por más que lo clasifiquemos, los cataloguemos o nos enredemos tratando de definirlo, jamás lograremos darle una respuesta satisfactoria cuando nos preguntemos qué es.

Mas debemos de tener en cuenta, que aquellos que se dedican a estudiar al ser humano, recomiendan que nos unamos a una persona por razones más fuertes que el enamoramiento, ya que este estado literal de celo tiene fecha de caducidad y tarde o temprano, la química de nuestro cerebro se estabilizará y veremos a esa persona tal como es.

Lo que he comprobado con el tiempo, es que el enamoramiento es quizá la etapa más agradable de estar con una persona, pero el amor, el que es de verdad, es cuando una persona te conoce en las buenas, las malas y las peores, cuando te conoce con todos y cada uno de tus defectos y aún así, quiere estar contigo.

La experiencia me ha dicho que el amor no duele, pero qué ricos madrazos te puedes dar en su búsqueda, dicen por ahí que es un sentimiento universal, lo que sé de cierto es que existe, en pequeñas cantidades, en donde menos lo esperamos y en las formas más diversas posibles, mientras tanto, como diría Cole Porter: Let´s do it, let´s fall in love.


martes, 6 de julio de 2010

Cuando tengas ganas de morirte


Cuando tengas ganas de morirte
esconde la cabeza bajo la almohada
y cuenta cuatro mil borregos.
Quédate dos días sin comer
y verás que hermosa es la vida:
carne, frijoles, pan.
Quédate sin mujeres: verás.

Cuando tengas ganas de morirte
no alborotes tanto:
muérete y ya

Jaime Sabines

viernes, 2 de julio de 2010

Rulfo sin Páramo
La otra cara de Juan Rulfo

Brain Soup!


Cuando la fama y el éxito llegan, muchas veces es necesario dejar de lado cosas de la vida cotidiana, todos sabemos que ese no es mi caso (por ahora), pero sí lo fue para Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, tanto así que tuvo que limitarse a ser conocido como Juan Rulfo a secas.

Seguro que ya sabías de la existencia de este jaliciencie, pues su nombre es todo un hito de la literatura mexicana gracias a sus novelas, en particular por Pedro Páramo y el Llano en Llamas, pero lo que muy probablemente no sabías es que este señor también le hacía a la fotografía.

A pesar de haber sido fotógrafo antes de ser escritor, la fama que obuvo por sus novelas terminó por hacer que declinara su carrera como fotógrafo y se dedicara enteramente a las letras, que cada día le demandaban más tiempo.

Pero esta breve trayectoria fotográfica (1945-1955) rindió sus frutos, haciendo un surco entre las artes mexicanas. Su trabajo parece un análisis previo para toda su obra literaria, una especie de investigación para encontrar las raíces y orígenes de la esencia del pueblo mexicano.

Sus son recurrentes: paisajes, ruinas y el pueblo indígena. No hay muestras de la vida citadina en sus fotografías, simplemente no le interesaba, él prefería dar voz a ese pueblo olvidado.

Su trabajo llega a ser un recuento de un México ignorado, es un intento de explicar el presente a través de un punto de vista pasado. Muestra los vestigios de lo que fuimos, por un lado, los restos indígenas y por otro, el recuerdo de lo español.

Hay quienes lo consideran altamente influenciado por los fotógrafos de la época, otros se limitan a ver su obra fotográfica como las ilustraciones perfectas para su trabajo literario, lo cierto es, que aunque poco conocido, su labor fotográfica cuenta con una identidad propia, un amplio sentido de orgullo mexicano que busca enaltecer sus raíces y costumbres.

Juan Rulfo, un nombre escrito en oro, un novelista de renombre y un fotógrafo desapercibido, al final, la opinión la tienes tú...